Representa a las personas actuando en su entorno. Se relaciona con el deseo de la continuidad, la cautela, la preservación, la introspección, el intelecto, el misticismo, la fe.
Por su raíz de 7 se deriva de la perfección, de la soledad, el servicio. Por otra parte también puede indicar falta de resolución, por excesiva cautela o exceso de orgullo.
Sus números compiten por la individualidad y liderazgo, contra la impaciencia y el descontento. Son personas devotas a su familia y por servir a su comunidad. Tienen deseos de ser importantes e imprescindibles para los otros. Su intelecto se ve a gusto entre intelectuales, científicos, pensadores, cualquier persona que lo lleve a encontrar la verdad de la existencia.
Es una invitación a lograr un equilibrio para aprender las lecciones de la vida, de aprovechar de recuperar lo que perdemos, de no abusar de las oportunidades que nos brinda la vida.
El poseedor de este número deberá destruir el orgullo, la ignorancia y las malas acciones de otra encarnación, pues por haber vivido de forma obstinada y egocéntrica sólo produjo su ruina. Sólo cuando se entiende la verdadera razón de la voluntad, se aprende lo correcto.
Este número contiene adversidad, desgracias, accidentes, trastorno de planes; nos habla de reacciones amorosas ilegítimas, falsos amigos, ilusiones que no se cumplen, pérdida de fortuna, fama y poder. Amará y perderá, ascenderá y caerá. No deberá vivir esta encarnación aferrado a la material sino trabajando las virtudes positivas y espirituales que contiene el dígito simple 7.
A causa de su soberbia y su terquedad todo lo que ha tocado se ha corrompido. Ahora su aprendizaje consiste en aceptar las pruebas con amor, construir cada aspecto de su vida sobre bases sólidas, sin escuchar los impulsos de su ego y sin aferrarse a las circunstancias materiales.
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